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Publicado en 17 Noviembre 2012

¿Cómo puede afectar a la belleza estar estresado?

El estrés puede afectar no sólo el funcionamiento del cuerpo sino también el aspecto físico. Las consecuencias estéticas que pueden generarse, desde pérdida del cabello hasta uñas quebradizas. Cómo reacciona el organismo

Por Mariana Gándara (mgandara@infobae.com)

 

Vivir a contrarreloj tiene sus consecuencias: el estrés, uno de los trastornos que más se incrementó en los últimos años y que repercute directamente en el organismo tanto a nivel interno como externo.

Dormir mal, falta de concentración, angustia, agotamiento y falta de energía son algunos de los tantos síntomas que expresa el estrés. Hans Selye fue el primero en postular este término en el año 1963, señalando que frente a cualquier agente agresor al organismo, se producen simultáneamente una serie de reacciones típicas y atípicas. Este conjunto de manifestaciones los denominó Síndrome General de Adaptación. Frente a la acción del agente estresante, se altera el equilibrio del organismo.

El pelo se cae, la piel se ve pálida, aparecen las ojeras junto con las arrugas, ojos rojos y pérdida del tono muscular en el rostro, entre otros síntomas físicos. Es que el estrés afecta el estado de ánimo y, como consecuencia, la apariencia física.

“El estrés constituye una reacción o alteración que se produce en el organismo por una situación agobiante concreta. Dicha situación tensional que experimenta el organismo exige de él un rendimiento ‘superior al normal’ y lo pone en riesgo de padecer ciertas enfermedades”, explicó Roberto Glorio, médico especialista en dermatología y miembro de la Sociedad Argentina de Dermatología.

 

Además el especialista recalcó que el término estrés se refiere a “un cuadro de descompensación psicosomática causado por estímulos inespecíficos que superan la capacidad adaptativa del individuo”.

Mientras las mujeres invierten en carísimas cremas anti edad y exclusivos tratamientos para más joven, muchas veces se olvidan que las arrugas no sólo aparecen con el paso del tiempo sino también con los nervios.

La hormona cortisol causa arrugas, ya que provoca la descomposición de las células de la epidermis, y los niveles de esta hormona se elevan cuando se está bajo estrés. Además, la piel se vuelve más opaca y pierde lozanía.

No sólo se trata de estética, hay algunas enfermedades cutáneas que se agravan por los factores emocionales (como dermatitis atópica, dishidrosis, hiperhidrosis, acné, rosácea, dermatitis seborreica, psoriasis, herpes simple recurrente) y en otras hay una importante participación de factores psicógenos (como en la urticaria crónica, prurito generalizado, prurito anogenital, alopecia areata).

Otro aspecto físico que aparece estrechamente ligado al estrés son las ojeras. Si bien a veces su aparición puede estar ligada otros factores como predisposición familiar o antecedentes alérgicos, en general, suelen estar asociadas al cansancio, aún cuando una persona cumple con las sugeridas ocho horas de sueño por día.

Hasta en las manos se refleja el estado de salud de una persona. Se pueden pasar largas horas en una manicura para tener las uñas perfectas pero si se está bajo estrés una consecuencia puede ser que se vuelvan más débiles y quebradizas.

El pelo

El pelo también es una de las principales víctimas del estrés. No sólo pierde brillo sino que puede provocar que aparezcan canas y la tan temida pérdida de cabello.

Un claro ejemplo de los efectos que puede provocar se ve en la imagen del presidente de los Estados Unidos, Barack Obama, que circuló en el último tiempo en Internet. En la foto se ve como cambió el color de cabello del mandatario de oscuro a blanco como consecuencia de su exigente cargo como mandatario.

Es que los nervios provocan daños en las células madre de los folículos pilosos lo que afecta a la pigmentación del pelo. Algo similar ocurre con la caída del cabello. Según un estudio realizado en los últimos tres meses por Biferdil, empresa especializada en la salud y la belleza capilar, el 70 por ciento de los argentinos padece caída de cabello por estrés, aunque no todos se den cuenta. Cuestiones como mala alimentación y problemas hormonales ocupan el 16 y el 9 por ciento respectivamente, mientras que a la herencia genética se le adjudica un 5 por ciento.

En los últimos 5 años aumentaron un 43% este tipo de consultas vinculadas a la pérdida de pelo y, si bien existen productos de uso externo para postergarla,las verdaderas causas de esta problemática van por dentro.

El estrés produce un desequilibrio químico que afecta en forma adversa al sistema inmunológico del cuerpo. Por consiguiente, la persona demasiado tensa es más susceptible a las enfermedades y sufre con más intensidad los problemas de salud que ya tiene.

Existen dos tipos de estrés: el interno que generado por la fatiga física, el exceso de horas de trabajo, la falta de sueño, las preocupaciones; y el externo que es causado por el contacto del cuero cabelludo con elementos irritantes como la polución, las impurezas, las permanentes, la coloración excesiva en la peluquería y las radiaciones ultravioletas del sol.

“Cuando se conjugan ambos factores aumentan el riesgo de micro irritación, un proceso imperceptible e indoloro que puede derivar en la muerte del bulbo piloso, que está menos irrigado y nutrido, la raíz del pelo ‘se asfixia’, el cabello se vuelve mucho más fino y termina por hacerlo caer”, explicó Liliana Maximo, directora creativa de Red Velvet Hair Boutique.

Por eso, una de las prácticas caseras que se pueden realizar para evitar la caída es lavar el cabello cotidianamente e impedir que los folículos se saturen. “Los masajes capilares estimulan el crecimiento del cabello, se puede reforzar con productos específicos para la caída (ampollas y cremas nutritivas), o mascaras que nutran el cabello desde la raíz para evitar el debilitamiento del mismo”, agregó.

Esta problemática siempre estuvo ligada al universo masculino, quienes históricamente han sufrido calvicie, especialmente a partir de los 40 años. Pero en tiempos donde las horas del día no alcanzan, las mujeres también lo sufren como consecuencia de la vorágine diaria.

“En los últimos años las mujeres se atreven a confesar que se les cae el pelo. Buscan una solución abiertamente, por ejemplo, llamando a una línea telefónica sobre cuidados capilares o asistiendo a lugares en los que se les realiza un diagnóstico capilar (como el centro técnico que Biferdil tiene en el barrio porteño de Palermo) para que se les recomiende un tratamiento”, cuenta Nora Colazo, encargada de la línea telefónica que lanzó Biferdil para quienes necesitan asesoramiento en cuestiones capilares.

Será cuestión de gastar menos en cremas, tratamientos y peluquerías y empezar a invertir en más tiempo para escapar de la vorágine que, para muchos, ya se transformó en un ritmo habitual.

MUJER BELLA

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Escrito por A C G Moda y Belleza

Etiquetado en #estrés, #belleza

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